miércoles, 4 de mayo de 2011

LA FÓRMULA INFALIBLE....



La fórmula infalible es la siguiente: Cada vez que te ocurra algo indeseable, que te enfer­mes, que te ocurra un accidente, que te roben, que te ofendan, que te molesten ... o que TU seas la causa de algún mal hacia otro o hacia ti mismo ... si eres afligido por un defecto físico, o moral, o de carácter; si te desagrada alguien, si lo detestas, o si amas demasiado y sufres por esto; si te torturan los celos; si te enamoras de alguien que pertenezca a otro; si eres víctima de una injusticia, o eres víctima del dominio de otro. (La lista es interminable, de manera que suple tú la condición que te esté afectando). Conoce la Verdad.
Así Jesucristo, el más grande de todos los Maestros de Metafísica, dijo "Conoced la Verdad y ella os hará libres" (*). La Verdad, la ley su­prema es La Armonía Perfecta, la belleza, la bondad, la justicia, la libertad, la salud (Vida), inteligencia, sabiduría, amor, dicha. Todo lo opuesto es apariencia. Es contrario a la ley suprema de la Armonía Perfecta luego es mentira porque es contrario a la Verdad.
Tu "YO" superior es perfecto. En este mo­mento y siempre ha sido perfecto. No puede en­fermarse porque es VIDA. No puede morir por la misma razón. No puede envejecer. No puede sufrir. No puede temer. No puede pecar. No tiene que luchar. No puede cambiar jamás. Es bello. Es amor, inteligencia, sabiduría, dicha. Esa es la Verdad. Es tu Verdad, la mía, la de todos los seres humanos, ahora mismo.
No es que el ser humano sea Dios. Así como una gota de agua de mar no es el mar. Pero contiene todo lo que forma y contiene el mar, en un grado infinitesimal; y para un átomo, esa gota de agua es un mar.
Cualquiera cosa que estés manifestando; que te esté ocurriendo contraria a La Armonía Per­fecta, o que tú misma estés haciendo o sufriendo contraria a la Armonía Perfecta, se debe a una creencia errada que tú creaste, ya lo sabes, y que por reflejo estás lanzando hacia afuera y atrayendo su igual del exterior. No tiene nada que ver con tu YO superior. Este continúa per­fecto. Sus condiciones y su situación son perfectas.
Ahora, en cada una de las circunstancias enumeradas más arriba, debes recordar lo que te acabo de decir, primeramente, y luego decir mentalmente o en voz alta, como quieras. "No lo acepto".
Dilo con firmeza pero con infinita suavidad. Los trabajos mentales NO NECESITAN de la fuerza física. Ni el pensamiento ni el espíritu tienen músculos. Cuando tú digas "No lo acepto", hazlo como si dijeras "No me da la gana", tran­quilamente, pero con la misma convicción y firmeza, sin gritar, sin violencia, sin un movi­miento, sin brusquedad ¿Me hago comprender?
Después de haber dicho "No lo acepto", recuerda que tú YO superior es perfecto: que sus condiciones son perfectas. Ahora di: "Declaro que la Verdad de este problema es (armonía, amor, inteligencia, justicia, abundancia, vida, sa­lud, etc, cualquiera que sea lo opuesto a la con­dición negativa que se esté manifestando en ese momento). Gracias Padre que me has oído".
CONNY MÉNDEZ

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