Yo no quiero ser de sal. Yo no quiero ser devota de San Pasado. Yo quiero entregarme, dulce, a la aurora, y vivir su día, mirando hacia adelante. Tampoco quiero que me confundan los perfumes de mi infancia: los amo, pero ya no son. Y, es cierto: no están los que no están. Pero a los que están: ¿les abro mi pecho, en son de bienvenida?
Soy de mí misma. Ni de Lot ni de nadie. Elegí esta época para nacer (no otra). Remango mis brazos y hago lo posible para que sea mejor. Pero no estoy sola: tú, que llegaste hasta este renglón, estás conmigo, laborando.
Virginia Gawel
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