Un hombre se perdió en el desierto. Y más tarde, refiriendo su experiencia a sus amigos, les contó cómo, absolutamente desesperado, se había puesto de rodillas y había implorado la ayuda de Dios.
- «¿Y respondió Dios a tu plegaria?», le preguntaron.
- «¡Oh, no! Antes de que pudiera hacerlo, apareció un explorador y me indicó el camino».
- «¿Y respondió Dios a tu plegaria?», le preguntaron.
- «¡Oh, no! Antes de que pudiera hacerlo, apareció un explorador y me indicó el camino».
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