Cada segundo que vivas con otras personas, cada minuto que les dediques, cada rato que les regales…es un verdadero privilegio porque ese bien tan preciado pasa por ti para no volver.
Pocas veces pensamos en lograr tiempo. Nuestra lista de deseos se dirige a cosas contables, la mayoría de las veces. Y nos parece que la salud y el tiempo lo tenemos regalado ya de base. Pero no es así.
Por eso, cada vez que alguien hable contigo, comparta un café, debata en una conversación, pasee o simplemente llame a tu teléfono valóralo como un auténtico regalo. Es lo verdaderamente suyo. Lo que se le escapa y no regresará jamás. Lo que forma parte de su historia y constituye el tejido de ella.
Tal vez debamos pedir, junto a los placeres que deban llenarlo, un poco más de tiempo para gozar de lo que tanto anhelamos.
Si valoramos el tiempo, también sabremos cómo pasarlo y con quién del mejor modo.
¿Podemos pedir mayor dádiva?
VÍA MIRAR LO QUE NO SE VE
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