El árbol estaba tan lleno de manzanas, que sus ramas no se podían mecer con el viento.
-¿Por qué no haces ruido? Al fin y al cabo, todos tenemos nuestra vanidad, y queremos llamar la atención de los demás –dijo el bambú.
-No hace falta. Mis frutos son mi mejor reclamo –respondió el árbol.
VÍA LA REVISTA
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