La felicidad no tiene contrapuesto
porque nunca se pierde...
Puede estar oscurecida, pero nunca
se va porque tú eres felicidad...
La felicidad es tu esencia, tu estado natural y,
por ello, cuando algo se interpone, la oscurece,
y sufres por miedo a perderla.
Te sientes mal, porque ansías aquello que eres.
Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan
felicidad lo que te hace sufrir.
No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna
persona, ni aun a tu madre, porque el apego es
miedo, y el miedo es un impedimento para amar.
El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque
el otro haya provocado el conflicto, el apego y no
el conflicto es lo que te hace sufrir.
Es el miedo a la imagen que el otro haya podido
hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener
que reconocer que es una imagen la que dices amar,
y miedo a que la imagen de ti, la que tú sueñas que
él tenga de ti, se rompa.
Todo miedo es un impedimento
para que el amor surja...
Y el miedo no es algo innato,
sino aprendido...
El miedo es provocado por lo no existente...
Tienes miedo porque te sientes amenazado
por algo que ha registrado la memoria...
Todo hecho que has vivido con angustia, por unas
ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti,
y sale como alarma en cada situación que te lo
recuerda.
No es la nueva situación la que te llena de inseguridad,
sino el recuerdo de otras situaciones que te contaron o
que has vivido anteriormente con una angustia que no
has sabido resolver.
Si despiertas a esto,
y puedes observarlo claramente,
recordando su origen,
el miedo no se volverá a producir,
porque eliminarás el recuerdo...
A de M
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