Caminaba Adán por los jardines del Paraíso con una expresión bastante deprimida. En ese momento, oyó la voz de Dios, que le preguntaba:
-¿Qué es lo que no va bien en tu vida? Adán respondió que no tenía con quién hablar.
Dios, que quería verlo contento, decidió crearle una compañera, a la que llamaría “mujer”.
–Lo haré lo mejor que pueda –continuó Dios–. Esta nueva criatura cocinará, lavará, y siempre estará de acuerdo con cualquier cosa que decidas. Te dará herederos, pero jamás te despertará en mitad de la noche para que cuides de ellos. No será celosa, admitirá sin chistar que está equivocada (aunque no lo esté) y llenará tus horas de cariño, amor y ternura.
– ¿Y cuánto me va a costar? –preguntó Adán.
–Una pierna y un brazo.
–Muy caro. ¿Qué me das a cambio de una costilla?
Proverbios
El resto es historia y dio origen a una serie de proverbios:
“El diablo coloca al principio al hombre encima de la mujer, para después colocar a la mujer encima del hombre” (español).
“Existen tres tipos de hombre que no entienden a las mujeres: los viejos, los jóvenes y los que están en medio” (irlandés).
“El matrimonio no es una lotería, porque en la lotería siempre gana alguien” (G. Bernard Shaw).
“El amor es como la sopa: las primeras cucharadas no nos gustan porque queman, y las últimas son horribles porque están siempre muy frías” (Jeanne Moreau).
“El amor es ciego, pero el matrimonio hace que recuperemos la visión” (proverbio alemán).
“La teoría de la relatividad es lo siguiente: una hora cerca de una mujer bonita parece durar un minuto. Un minuto cerca de una mujer fea, parece durar una hora” (Albert Eistein).
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