Las cicatrices también
merecen ser acariciadas. Son la
muestra de grandes batallas
ganadas.
Invariablemente ser humano,
también quiere decir, llevar
consigo cicatrices. Es decir,
las huellas de los pasos dados,
recuerdos que en su momento
dolieron, momentos que de un
modo u otro fueron superados.
Batallas ganadas.
Y lo único que puede convertir
en perfectos todos esos
instantes es tu mirada. No te
hablo aquí de ser aprobada por
las demás personas, ni siquiera
tu papá, tu mamá, tu abuela o tu
tío. Hablo de acariciar, honrar,
besar, aprobar, aceptar,
amar........ MIRAR con bondad
toda tu vida. De comprender que
cada trocito de ella ya pasó, y
que sencillamente estuvo bien.
Como haya sido. Pasó. Ya no te
detienes en ello. Lo que suceda
ahora va por tú cuenta, lo que
suceda ahora en mi vida, va por
la mía, por mi cuenta.
Y reconozco que a veces, la
memoria genera tanto dolor, que
es prácticamente imposible
decirnos TE AMO. Pero la vida es
bella, y hay una amorosa
solución para ello. Aprueba eso.
Apruébalo. Sí. Aprueba que no te
amas. Eso es otra manera de
amarte.
¿No lo ves como yo?
Respetable. Y Grandioso. Crea
caminos. Así que TAMBIEN
apruébate por ello. Son
percepciones llegando!
Si lo notas, todo en la vida
tiene que ver con mirar, que es
poner el alma en la percepción,
con aprobar, que es otra manera
de acariciar lo que fue, lo que
es.
Gracias por leerme.
VIVI CERVERA
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