lunes, 10 de abril de 2017

¿QUÉ ES EL ALMA...?




Por alma se entiende usualmente, lo mismo que por espíritu, lo más íntimo y propio, lo intrínseco y constitutivo de un ser y hasta metafóricamente de las cosas. Alma o espíritu quiere decir para el sentido común el hombre interior, en el cual tienen asiento las superiores aptitudes y potencias de nuestra vida. Se refiere que procuraba una madre hacer comprender a su hija, de 7 años, lo que es el alma, concluyendo por precisarle su idea, al decirle que el alma es el sitio de los afectos, de los sentimientos y de todo lo que existe en el hombre, como lo más noble v elevado. Después de una concentración rápida exclamó la niña abrazando a su madre: «Ya comprendo, mamá: el alma es aquello con lo cual yo te amo.» Lo que es interior y posee cierta superioridad jerárquica respecto a lo tangible y palpable, tal parece ser con toda su indecisa vaguedad, el sentido certero, con que la sana razón concibe lo anímico o espiritual.
Condensando este sentido, aunque sin declinar en personificaciones abstractas, ni en interpretación de sabor escolástico, diremos de momento que el alma es el ser o elemento interior que preside toda nuestra vida desde los actos más rudimentarios y simples hasta los superiores y más sublimes, y cuya realidad se manifiesta en hechos de conocimiento, sentimiento y voluntad. Tomada esta idea en una acepción, aunque preliminar, bastante extensa para que no peque por exclusiva, la referimos a este centro de reacción propia, a este impulso de dirección y modificación del mecanismo de las fuerzas exteriores, a esta energía interna de que todos los hombres dan testimonio en su conciencia, y a cuya suprema síntesis damos el nombre, ya históricamente consagrado, de espíritu o alma.
Usadas la segunda palabra en toda la filosofía antigua, y la primera admitida y consagrada por la filosofía cristiana y después por la moderna, expresan en el fondo la misma idea, siquiera vengan respectivamente influidas por apreciaciones distintas. Comenzó a concebirse la espiritualidad como propiedad del alma humana, equivalente al atributo negativo de inmaterial o incorpórea, y después se estimó en la Teología cristiana, admitida la existencia de seres incorpóreos o espíritus puros, como palabra adecuada para expresar la naturaleza inmaterial de los ángeles, de cuya naturaleza inmaterial participa en algún grado el alma humana. Por una ampliación de sentido, de las que son tan frecuentes en el lenguaje, la palabra espíritu se refiere a la idea ontológica, al ser anímico considerado en sí mismo, con abstracción, aunque no con separación (científicamente hablando) del cuerpo, mientras que la de alma expresa el concepto psicológico del espíritu o el espíritu mismo en cuanto está unido al cuerpo para animarle y vivificarle (de donde anima en latín y alma en nuestra lengua). Concebimos, pues, salvo la distinción indicada, como sinónimas, las palabras alma y espíritu.
Leonardo Boff

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