Una ilusión de la vida que nos mete en muchos problemas es la sensación de que no hay suficiente de lo bueno; como cuando tu postre favorito es dividido ante tus ojos y todos toman una porción grande y gruesa. ¿Cuándo tomaré mi porción? Comenzamos a crear estrategias para asegurarnos de obtener nuestra porción y evitar que los demás tengan la suya.
Imagina el alivio que sentirías si saliera el chef de postres con dos bandejas más de postre –recién salido del horno– y anunciara que hay muchos más horneándose. Te darías cuenta de que había más que suficiente para todos, a pesar de que parecía lo contrario. No hay necesidad de emplear toda nuestra energía preocupándonos por nuestra porción; su tamaño, la calidad, el orden en que la recibimos. Podemos relajarnos y disfrutar la vida porque las cosas buenas no tienen límites.
No hay comentarios:
Publicar un comentario