Alguien me dijo con gran
alegría:
Mi familia está cambiando,
mis hijos me tratan
amorosamente, mi madre, mi
pareja, mis primos, en todos
noto un cambio profundo. Estoy
feliz.
La felicité. Ella había estado
en un proceso profundo de
cambios, trabajo interior
continuo, y poco a poco con gran
paciencia, había logrado estar
tranquila con lo vivido.
También le comenté que
básicamente no era su familia la
que estaba cambiando, que se
trataba de ella, de cómo se
hablaba a sí misma, de las
palabras que estaban incluídas
en su diálogo interior diario,
de su capacidad para perdonarse,
de su admiración hacia su manera
de darle la cara a la vida y al
pasado, de su gratitud por todo.
Que eso logra tantos cambios
interior, y tantas cosas
bonitas, que penetra todas las
cosas y por supuesto todos los
seres, que nuestros seres
queridos y aún los que no
conocemos, se alimentan de ese
amor que nos damos y que de
manera inmediata recibimos.
Que cuando nos miramos con amor,
el mundo nos devuelve esa
mirada.
A eso aprendemos tú y yo, en mi
taller RELACIONES MAESTRAS.
Gracias por leerme.
VIVI CERVERA
No hay comentarios:
Publicar un comentario