Según esta ley,
nosotros somos como emisoras de radio,
que emitimos y recibimos energía,
(vibramos), y sintonizamos con los otros,
con nosotros mismos, y con los acontecimientos vitales,
acordes con la frecuencia en la que fluimos.
Así ha de entenderse:
Lo que damos, vuelve a nosotros.
Efectivamente:
Si lanzamos al cosmos, desarmonía, o frustración,
recibiremos lo mismo,
situaciones disarmónicas o frustrantes,
que prorrogarán nuestro estado de sufrimiento,
y anclarán nuestra evolución.
El cosmos, es una caja de
resonancia de nuestro propio interior, y a la vez,
nuestro interior, es un reflejo de lo que viene de fuera.
Así que a entender, que:
Lo que damos, vuelve a nosotros.
VÍA TRABAJADORES DE LA LUZ
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