martes, 19 de mayo de 2015

EL LADO BUENO SIEMPRE ESCUCHA



Cuando iba hacia el lago, Confucio siempre pasaba por determinada casa y se detenía para conversar sobre el jardín de la galería, que era el orgullo de su propietario.


A veces el hombre estaba bebido, pero Confucio fingía no prestar atención al hecho y continuaba hablando del jardín.


Un día en que el hombre estaba muy embriagado, un discípulo dijo: “Él no escucha porque su alma está llena de alcohol”.


Confucio respondió:


“Una persona solo consigue desarrollarse si sabe que tiene un lado bueno. Incluso en los momentos de debilidad, es preciso llamar la atención hacia ese aspecto. Por eso yo hablo sobre su trabajo como jardinero y en algún rincón de su alma, él me escucha. Así consigo evitar que la culpa destruya su voluntad de seguir el camino”.


PAULO COELHO

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