¿Qué quieres ser cuando seas grande? Mis padres, profesores, familiares y amigos todos con muy buenas intenciones querían algo en común: que desarrollara mis talentos para ser alguien en la vida.
La gran desventaja que veo en esta reiterativa pregunta es que “nos programa” para enfocarnos desde una edad muy temprana a centrarnos continuamente en el futuro.
Este pensamiento enfocado en el futuro se vuelve tan arraigado en nuestra psique que, inclusive si no tenemos una respuesta clara a “¿Qué quieres ser cuando seas grande?”, nuestros padres empiezan a preocuparse. Esta preocupación hace que creemos “un mapa mental” en crear una vida a futuro en lo que hacemos antes de trabajar en lo que realmente somos.
Debo aclarar, para evitar malos entendidos, que yo creo totalmente en establecer metas y trabajar para lograrlas con dedicación y determinación. Sin embargo, creo que a veces estamos tan inmersos en anticiparnos a lo que nos espera que dejamos de disfrutar el viaje. Cuantas veces hemos escuchado frases como:
“Seré feliz cuando …”
Seguro que en los últimos siete días hemos escuchado una frase similar.
Nos obsesionamos tanto con el futuro que la belleza del momento presente se nos está yendo de las manos.
Nuestro sentido de identidad se ha vuelto tan rígido con lo que estamos haciendo, que hemos fallado en darnos cuenta de que estamos siendo y peor aún, en lo que nos estamos convirtiendo. Y esto se los comento ya que definitivamente yo también he caído en esta trampa. Es más, estoy seguro que cuando nací, ya llegué preocupado por lo que iba a ser cuando fuera grande.
Recuerdo que yo quería ser Piloto de Aviones, el porque? Pues porque si me convertía en piloto iba a recorrer el mundo, conocer muchos países, culturas, idiomas, etc. Finalmente estudié Farmacia, herencia paterna y la verdad que estoy muy agradecido porque mi carrera de farmacia me ha llevado por lugares que nunca hubiese podido imaginar que conocería, soy afortunado, la Industria Farmacéutica ha sido un gran viaje que me ha dejado grandes experiencias.
Durante este viaje he descubierto que en vez de correr por el camino empresarial como un caballo con gríngolas, tengo que tomar el tiempo para disfrutar de este fantástico viaje, el viaje por la vida. Si me envuelvo demasiado en los planes de negocio y planes de acción, empiezo a perder la noción de mi intuición, que es ésta la que me permite saber si estoy en el camino correcto.
Cuando me doy cuenta de mi obsesión con las metas y busco un espacio en mi agenda para disfrutar del momento, increíbles oportunidades se abren para mí, que me hacen hoy pensar cada día más en planes de negocio no lineales, renuncié a la linealidad de la vida.
Debemos estar conectados con nuestra intuición y de no dejarnos llevar por la vorágine de la vida en busca de la palabra Éxito que siempre correrá mucho más rápido que nosotros.
De esto se trata la vida, de convertirnos en seres grandes, pero no por las cosas que hacemos sino por lo que verdaderamente somos.
Salud, Ilusión y Éxitos
Guillermo Rodríguez
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