El éxito viene en más de seis mil millones de sabores. No sólo como vainilla o chocolate con unos pocos trocitos de chocolate. No es algo que pueda definir un diccionario, una profesora o un padre. Porque la esencia misma del éxito es tan multidimensional que va más allá de nuestra comprensión terrenal. El 2013 redefine la palabra éxito, unos días contando las semillas, otros días contando la cosecha.
El éxito para cada persona en el planeta Tierra es diferente y no se lo puede monitorear ni medir comparándolo con nada ni nadie. El éxito de algunos días puede ser tan grande como una montaña, el de otros es tan pequeño como una célula. Nacemos y somos condicionados por nuestros padres y amigos para entrar rápidamente en la ciudad del “Éxito”. Se nos condiciona para que nos casemos, construyamos, tengamos hijos en la perfecta ciudad del “Éxito”. ¡Buscamos amarnos los unos a los otros, ser felices y morir en esa imagen holográfica de lo que alguien nos dijo que debe ser el éxito! Plantamos nuestros cultivos y nuestro futuro ‘tan breve’ en cómo define alguien más el éxito, y luego nos sorprende que nuestros árboles no den un fruto que esté alineado con el deseo de nuestra alma.
La dirección del éxito está cambiando continuamente, siguiendo las señales de nuestra mano. Un día le indicamos que avance, al día siguiente le pedimos que se pare en seco, y lloramos en las tempranas horas del alba cuando no sentimos su presencia. El éxito, como el amor o la alegría, se ha convertido en una entidad viviente que nos obedece día a día. El éxito nunca es el mismo dos días seguidos para nadie. Un día pueden sentir que tuvieron éxito si hicieron una gran venta, al día siguiente el éxito puede ser quitarse por fin la astilla del dedo. Para una madre joven, el éxito es que por fin el bebé duerma toda la noche. Para una persona mayor, el éxito es despertarse por la mañana. Para algunos, el éxito es jubilarse; para otros, es obtener su primer trabajo. El éxito tiene una cualidad camaleónica, cambia día tras día, de persona en persona. ¿Cómo podemos juzgar lo que es el éxito observando a otro?
Cuando recién vinimos a la Tierra, llegamos con un objetivo álmico, con una especie de listado cósmico que describe lo que nuestra alma necesitaba para sentir que por fin consiguió triunfar estando en la Tierra. Somos impulsados por esa lista interna. Buscamos ‘esa’ cosa que solidificará y documentará que hemos triunfado en nuestro viaje a la Tierra. Hemos vuelto a la Tierra muchas veces sólo para compensar lo que vimos como fracasos en encarnaciones anteriores.
Es hora de despertar a los matices sutiles de lo que es en realidad el éxito. Es un tiempo para contar las maravillas, los milagros y los pequeños triunfos de nuestro día, que a menudo pasamos por alto. En cada experiencia que han tenido, vive una partícula minúscula de éxito. La primera vez que caminaron o hablaron siendo bebés. La primera vez que arrojaron una pelota o la atajaron. La primera vez que besaron, la primera vez que condujeron, su primer trabajo; todos son éxitos llenos de recuerdos, sin importar cuál parezca ser el resultado. Reúnan todos esos antiguos éxitos y condúzcanlos al presente. Pónganlos todos en fila y miren detenidamente cuántos éxitos han tenido en verdad. Beban esa mezcla personal de éxito. La mayoría de las personas se concentra sólo en los fracasos y los magnifica a la enésima potencia, por lo que eclipsan a todo lo demás. En el hermoso jardín de rosas de su vida, ¿sólo ven las malas hierbas o alguna vez ven sólo las rosas?
Redefinan lo que significa el éxito para ustedes y sólo para ustedes. Dejen de comparar su vida a través del vidrio biselado de la conciencia masiva. Las verdades personales se distorsionan cuando se las sostiene a la luz del porche de otro. Cuando vean solamente sus defectos, siempre les faltará algo, no importa cuán altos les puedan parecer a otros estando sentados en la montura. Súbanse a ese caballo de alzada (aunque necesiten una escalera) y examinen su vida detenidamente. Ustedes fueron creados para triunfar. Cuando se enfoquen en lo que ‘no’ tienen, nunca tendrán suficiente. Cuando se enfoquen en lo que sí tienen, siempre tendrán en abundancia.
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