domingo, 4 de diciembre de 2011

El aprendizaje de la frustración es el aprendizaje de la pérdida(Maria Mercè Conangla)

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Perpetuamente, victoria y fracaso
son como hermano y hermana
E. Yevtuchenko


La frustración es el estado emocional que suele surgir cuando un obstáculo interfiere en nuestro camino en busca de un objetivo. El objetivo es algo que necesitamos, deseamos o esperamos: un trabajo, un proyecto importante, una expectativa respecto a una persona, algo que nos ilusiona. El obstáculo es similar a una especie de muro que bloquea la ruta por la cual hemos decidido caminar. Cuando ésto sucede, podemos sentir desconcierto o desorientación y preguntarnos por qué ha aparecido el obstáculo y quién es su responsable. A veces, nos enfadamos, sentimos ira o despecho, damos golpes contra el muro,nos rebelamos, protestamos, nos impacientamos e intentamos eliminar el obstáculo. Si a pesar de todo ello no lo conseguimos, sentimos impotencia y pensamos que la situación es injusta, que aquéllo no tiene sentido; nos decimos que hemos tenido mala suerte o que los demás son malos y, al mismo tiempo, nos irritamos más y más. Si el que ha puesto el obstáculo es otra persona o si el obstáculo es la propia persona, la maldecimos, la insultamos o la agredimos. A pesar de que podamos desplegar todo este catálogo de conductas, sucede que muy a menudo el obstáculo continua estando allí, presente, taponando nuestro camino hacia el objeto deseado. Entonces es cuando nos podemos preguntar: ¿Podemos mejorar nuestra conducta ante la frustración?

Viktor Frankl decía: “Aunque no siempre podemos elegir lo que nos toca vivir, siempre podemos escoger nuestra actitud y nuestra conducta ante lo que nos sucede”. ¿Por qué no podemos hacer la elección emocionalmente más ecológica?

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