“O la que te haga sentir mejor, que, efectivamente, suele ser la más generosa”.
Cuando no sabemos qué dirección tomar, vayamos hacia aquélla en la que nadie salga perjudicado. Si, por el contrario, tramamos (aunque sólo sea mentalmente) un plan bajo los efectos del rencor, el resentimiento o la venganza, nuestras células son las primeras en recibir esa toxicidad y la expansión del daño ya es irreparable, dentro y fuera de uno mismo.
Sólo el amor, la comprensión y la generosidad nos traen paz.
Publicado por Concha Barbero de Dompablo
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