sábado, 9 de enero de 2016

LAS COSAS BUENAS


Pareciera que las cosas buenas cuando nos ocurren vinieran de a poco y no una tras otra sino una a la vez. Hoy te voy a contar un secreto. Hay un secreto de cómo maximizar la sincronicidad de las manifestaciones positivas en tu vida, pero primero me quiero asegurar de que sabes y comprendes que nosotros somos los creadores de nuestra realidad.


Si no lo sabías, te afirmo que así funciona el universo. Tenemos los mismos dones de Dios porque fuimos creados a imagen y semejanza de él. Somos seres creadores. Nosotros creamos o atraemos, (no sé cuál palabra te resulta más familiar) las circunstancias que experimentamos. (si quieres saber más al respecto, lee el artículo de realidades paralelas).


Entonces si nosotros somos los creadores de nuestra realidad por medio de nuestras vibraciones que emiten nuestros pensamientos y sentimientos, ¿por qué nuestra realidad no es más alegre? ¿Por qué no creamos más cosas maravillosas para nuestras vidas? La razón es que todo lo que pensamos y sentimos se origina en nuestras creencias subconscientes, y nosotros no tenemos idea de toda la enorme cantidad de creencias y definiciones que tenemos acumuladas. No estamos conscientes de nuestros programas y tampoco tenemos control sobre lo que pensamos y sentimos.


Cuando ocurre algo en nuestra realidad, sea lo que sea, es porqué nuestra vibración se iguala a la vibración de lo que manifestamos. Todo existe simultáneamente, no es que creamos o atraemos algo. No, todo existe ya porque solo existe el ahora, el tiempo lineal es solo una ilusión de nuestra mente terrenal. Todo ya fue creado. Lo que no se encuentra en nuestra realidad no es que no exista, lo que ocurre es que nos resulta invisible para nosotros aquello con lo que no vibramos. Cuando manifestamos algo, cuando algo ocurre es porque nuestra vibración iguala a la vibración de lo manifestado, entonces algo que ya existía, que ya estaba allí, se torna visible para nosotros. Todas las cosas, todo lo que podemos crear o manifestar está allí, ya existe pero hasta que nuestra vibración no es igual, será invisible para nosotros.




Jocelyne Ramniceanu

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