Hoy quiero compartir contigo una historia de Earl Nightingale en donde habla de “seguir a los que siguen“.
Es una historia sobre un hombre que caminaba pasando por la misma joyería cada mañana, tomando su reloj de oro, mirando a la vidriera, para poner en hora su reloj. Y luego seguía su camino.
Esto sucedió día tras día, semana tras semana, mes tras mes, cada mañana.
Por un par de años el joyero, desde adentro del negocio, vio a este hombre hacer eso.
Un día el joyero estaba afuera del negocio barriendo la vereda y como siempre, el hombre del reloj paró en su vidriera, sacó su reloj, lo puso en hora, y el joyero le pregunto… “ Disculpe señor, ¿adónde trabaja?“.
Y el señor le contestó… “Trabajo en la gran fábrica“.
Y también le dijo… “Es importante que tenga mi reloj con la hora correcta porque toco el silbato al mediodía avisándole a los trabajadores que es hora de ir a almorzar“.
Y el joyero contestó… “¿No es eso gracioso? He estado poniendo en hora los relojes de mi tienda por ese silbato cada día al mediodía“.
¿Sabes una cosa?
Mucha gente hace eso. Están siguiendo a los que siguen.
Jamás paran y se preguntan… ¿Adónde esta yendo esta persona?
Hoy quiero que pienses en esto. ¿Estas siguiendo a alguien?
Y si lo estás… pregúntate… ¿Adónde están yendo?
Asegúrate de que si sigues a alguien, que ellos sepan adonde se dirigen y que te ayuden a llegar adonde tu estas yendo.
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