sábado, 14 de marzo de 2015

QUIERO SER UN ÁNGEL..(PAULO COELHO)



El abad Juan Pequeño pensó: “Estoy cansado de ser un hombre como los otros; tengo que ser como los ángeles, que no hacen nada y solo viven contemplando la gloria de Dios”. Así, aquella noche abandonó el monasterio de Esceta y se fue al desierto.
Una semana después regresó al convento. El Hermano Portero le escuchó golpear la puerta y preguntó quién era.

-Soy el abad Juan –respondió. Tengo hambre...
-No puede ser –dijo el Hermano Portero. –El abad Juan está en el desierto, transformándose en ángel. Ya no siente hambre, y no necesita trabajar.
-Perdona mi orgullo –respondió el abad Juan. “Los ángeles ayudan a la humanidad; este es su trabajo, y por eso no necesitan comer, apenas contemplar. Pero yo soy un hombre. La única manera de contemplar esta misma gloria es haciendo lo que los ángeles hacen, ayudando a mi prójimo. El ayuno no sirve de nada”.
Al oír este gesto de humildad, el Hermano Portero volvió a abrir la puerta del convento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario