domingo, 14 de diciembre de 2014

LA METÁFORA DEL SER HUMANO....(PARÁBOLA DE KRYON)



“Hombre” nace un día y es implantado como todos los demás en la humanidad… el nunca se había dado cuenta que tenía un disfraz, porque los demás humanos del planeta también lo tenían, eran igual que el, todos tenían el mismo disfraz. Sucede que la experiencia de ese planeta marcaba esa impronta, cada ser que nacía era tapado con un disfraz. “Hombre” pasaba toda su vida con ese artificio, sentía que había algo especial en el, en su persona, pero aun no podía saber bien que era. Se miraba al espejo y veía ese disfraz ordinario, que era su realidad, y pensaba que podría ser mejor…
“Hombre” comenzó a pensar que había llevado siempre algo consigo que le había sido un poco incomodo de cargar por lo largo de los años que había pasado en el planeta de la humanidad, entonces un buen día comenzó a investigar.
El tema es que este disfraz estaba tan bien diseñado, tan bien arraigado, que sus terminaciones y adaptación a su cuerpo habían encajado tan perfectamente por lo largo de los años que ya hasta casi parecía no incomodarle tanto.
Por nada del mundo se daría cuenta lo que transportaba, de hecho el disfraz fue creciendo en conjunto con el, ya que se iba adaptando al estiramiento y crecimiento de su propio cuerpo hasta que llegaba al punto máximo de su crecimiento. Definitivamente esa era la realidad de “Hombre” y la de los demás seres de la humanidad.
Un día “Hombre” cansado de sentirse como un ser ordinario, comenzó a preguntarse ¿quien era el en realidad?. Entonces inició una búsqueda, comenzó a hablar con los mayores de su sociedad, a preguntarse a si mismo y a los demás…
Su intriga comenzó a despertar la intriga en los otros integrantes de la sociedad y se levantó una pacifica rebelión de querer conocer mas. Todos los miembros habían experimentado por lo largo de sus vidas una cierta molestia e incomodidad, de no saber quienes eran, algo que les había acompañado siempre, como una carga, algo que no los dejaba disfrutar con totalidad.
Entonces un esperado día “Hombre” se miró fijamente a los ojos en un espejo. Su conciencia se expandió en ese momento y pudo notar por primera vez que veía algo que iba mas allá en el espejo, que no era solamente él en carne y hueso, sino que había algo mas…
siguió manteniendo firme la vista por unos cuantos minutos hasta que en un momento una voz interior le dijo: “Di que eres Dios, repítete a ti mismo <Yo Soy el que Yo Soy>”. Al principio le sonó bastante raro, pero al sentir esa voz interior insistir, así lo hizo. Comenzó lentamente y con un poco de temor a repetir “Yo soy Dios, Yo soy el que yo soy”. En la medida que repetía, sintió que no podía parar, era toda una revelación para él, ya que nunca había tenido tal encuentro consigo mismo. En un momento algo en su espalda parecía desprenderse, era una capa de su espalda que se quebrantaba, comenzaba a salirse el disfraz…
un instinto a nivel celular lo llevó a seguir repitiendo la frase y una capa del brazo emprendía también el despedazamiento… “Hombre” pensó, razonó y se asustó ante este acontecimiento. Pero una voz interior le dijo en ese momento “¡sigue Hombre, sigue, no tienes de que temer!”.
“Hombre” siguió diciendo las palabras mágicas, y conforme repetía seguía despedazándose el otro brazo… “Hombre” comenzó a observarse, a observar su verdadero brazo, ¡era dorado!, parecía tan tiernamente trabajado que lo hacía ser bello. No pudo creer lo que estaba observando. Poco a poco fue perdiendo todo el disfraz que le habían implantado al nacer.
Cuando llegó a quitarse el disfraz de la cara no pudo creer lo que contemplaba, se preguntaba a si mismo “¿este soy yo o estoy soñando?. Era un ser de ensueño, estaba estupefacto, perplejo, paralizado… En un momento paró de repetir la frase mágica y notó que la caía del disfraz se terminaba, entonces entendió que cuando la repetía el disfraz seguía saliendo.
Se preguntaba a sí mismo qué tendría esa valiosa frase, mientras tanto continuaba repitiéndola hasta quedar completamente sin disfraz. "¡Guau! Soy otra persona"… , exclamó para sí mismo ¿¡quien había ocultado esta obra de arte!?, una voz interior le dijo “tu mismo ”, “tu mismo has estado de acuerdo que así sea”. Confió en esa voz y no intentó racionalizarlo tanto.
Inmediatamente pensó en las demás personas, sus amigos… familiares… ¡tenían que ver esto!. Tan pronto como pudo los llamó, y poco a poco fueron llegando a su casa. “Hombre” se había transformado en un magnifico ser dorado.
Cuando los demás llegaron, cayeron rendidos a sus pies ante tanta magnificencia y brillo dorado que se desprendía de el. Luego de un rato de adoración de los demás humanos, “Hombre” que ahora era el ser dorado, les enseñó que ellos también podían hacerlo, les explicó lo de la repetición de la frase en el espejo y lo que sucedería en la medida que lo hicieran.

Lo maravilloso de ese momento fue que ese día hasta el mas incrédulo se sacó el disfraz. Ahora podían verse tan cual eran, habían pasado toda la vida escondidos, tapados de su belleza atrás del disfraz. Ahora eran como ángeles color dorados, parecían volar, y su presencia resonaba en cada espacio de ese lugar.
Todos se dieron cuenta que toda la vida habían tenido la sensación de malestar… de cargar con algo mas; todos contaron sus experiencias de percibir la sensación de mirar a los otros humanos y decir “¡mírame, ¿acaso no puedes ver quien soy?, ¡soy importante!”.
A todos absolutamente a todos los que estaban allí les había sucedido lo mismo, como un deseo de reconocimiento, pero no del disfraz, sino de ver quien se escondía detrás. Y ahora se encontraban desnudos, plenos con su divinidad, ya no había implantes que los separaran de quienes eran en realidad, era un gran descubrimiento para ellos, ambos se miraban y se sentían hermanos, hermanas, se sentían UNO, y podían ver y percibir que cada quien reconocía al otro, era como si se miraran con profunda admiración y compasión el uno con el otro. Era como mirar con los ojos de Dios a otro Dios.
Fin

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