Un samurai violento, con fama de provocar peleas sin motivo, llegó a las puertas del monasterio zen y pidió para hablar con el maestro.
Sin titubear, Ryokan fue a su encuentro.
- Dicen que la inteligencia es más poderosa que la fuerza –comentó el samurai. -¿Conseguiría usted explicarme lo que es el cielo y el infierno?
Ryokan permaneció callado.
- ¿Ha visto? –rugió el samurai. -Yo conseguiría explicar eso con mucha facilidad: para mostrar lo que es el infierno, basta dar una paliza a alguien. Para mostrar lo que es el cielo, basta dejar a una persona huir, después de haberla amenazado mucho.
- No discuto con gente estúpida como tú –comentó el maestro zen.
La sangre del samurai se le subió a la cabeza. Su mente quedó enturbiada de odio.
- Esto es infierno –dijo Ryokan, sonriendo. -Dejarse provocar por tonterías.
El guerrero quedó desconcertado por el valor del monje, y se tranquilizó.
- Esto es el cielo –terminó Ryokan, invitándolo a entrar. -No aceptar provocaciones tontas.
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