domingo, 20 de julio de 2014

Los amigos invisibles o imaginarios de los niños...♥





Algunos de vosotros me habéis pedido que hable de quiénes o qué son los amigos invisibles de los niños. Por qué algunos niños los ven, y otros no; si forman parte de la inventiva y creatividad de los pequeños o es algo real; si entrañan algún peligro o son positivos; y cómo actuar ante su presencia.


Algunos niños suelen comentar que juegan, ríen, charlan con amigos que los adultos no solemos ver. La lógica sugiere que si no los vemos, no existen y de ahí, deducimos que los niños tienen una imaginación desbordante. Algunos padres no le dan mucha importancia, y estimulan esta creatividad infantil; mientras que otros, tienden a frenarla.


Cuando preguntamos a los niños con quién hablan, desde su naturalidad, cuentan que hay un niño que se llama Patatito o Fulanita, que juegan al escondite, les acompañan al colegio, se montan en el coche, caminan junto a ellos ... Otras veces, estos amigos invisibles son adultos. Los describen tal y como los ven. Alguna vez, viendo el álbum de fotos familiar reconocen a las personas con las que charlan. Puede que sea un abuelo, un primo, una tía. Los padres exclaman que es imposible ya que murieron hace tiempo.


Estos seres con los que juegan y se divierten los niños, algunas veces suelen ser familiares cercanos o allegados a la familia, que han decidido quedarse cuidando y velando de sus nietos, sus sobrinos, ahijados, etc. por un tiempo. Podrían considerarse una especie de ángeles de la guarda.


Otras veces, son otros niños ya fallecidos que no tienen porque tener una relación cercana o si, a la familia. Pueden haber sentido que otros niños como ellos están cerca y han decidido compartir con estos su tiempo y juegos. Del mismo modo, podrían llegar a velar por ellos, o simplemente pasar un tiempo divertido jugando y disfrutando unos con otros.


Hace unos días, una madre me comentaba que de repente su niño se reía y bailaba, mientras giraba la cabeza siguiendo atentamente unas indicaciones donde aparentemente no había nada ni nadie. Al preguntarle qué pasaba, decía que estaba jugando con el dueño de la casa y que le estaba enseñando a bailar. No quiso darle más importancia al hecho en sí, por si se trataba de la imaginación de su hijo. Al cabo de un tiempo, se enteró de que el anterior propietario solía ir a clases de baile de salón porque era una de sus pasiones.


Los amigos invisibles no representan ningún peligro para nadie, ni para los niños, ni para los adultos. Al revés, suponen una protección extra, un cuidado y guía para nuestros pequeños.


Por qué los niños pueden verlos y nosotros no, esa es una pregunta que tiene una respuesta relativamente sencilla. Al nacer, venimos con el canal de la intuición abierto y alrededor de los siete años tiende a ir cerrándose. Entre otras razones, porque comenzamos a utilizar más la mente, la lógica; y a la vez, nos distanciamos más del niño interior que todos llevamos dentro. Si a todo ello, añadimos que los adultos, tendemos a decirles que es imposible que vean a nadie, que es pura fantasía e imaginación, los niños lo terminan creyendo y cerrando el canal que hasta entonces permanecía abierto.



La mejor manera de llevar estos casos es desde la naturalidad, hablar con los niños, escucharles, ver cómo afecta en ellos la presencia de estos amigos invisibles. Podemos pedirles que nos ayuden a conversar con estos seres, sirviendo ellos de traductores. Así podremos comprobar si es realidad o fantasía lo que cuentan. O descubrir si estos amigos invisibles, tienen algún mensaje para nosotros, cómo saber quiénes son, qué conexión y misión tienen con los niños.


Una vez más, me gustaría comentar, que no debemos tener miedo. Tenemos que tener los pies bien firmes sobre la tierra, es decir, seamos realistas, analicemos lo que está ocurriendo, he intentemos averiguar qué ocurre, buscando el equilibrio entre la mente, el corazón y la intuición. Nadie es perfecto, y muchas veces vamos aprendiendo sobre la marcha.

Si permanecemos atentos a las señales que vemos, podemos ir conociendo mucho de ambos mundos; de esta dimensión en la que vivimos, y, de la otra, que no vemos pero sabemos que está ahí. Puede ser una experiencia muy enriquecedora si se vive correctamente, desde la tranquilidad, la responsabilidad y la armonía.

MARÍA EUGENIA
COMUNICACIÓN ENTRE DOS MUNDOS

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