Esto hizo reír al ciego:
"Para mí es lo mismo el día que la noche", le dijo "¿qué voy a hacer yo con un farol?".
Su amigo le replicó:
"Es verdad que no necesitarás ver el camino hacia tu casa. Pero el farol puede servirte para disuadir a quien quisiera atracarte en la oscuridad".
De modo que el ciego tomó el farol y salió. Al poco rato, alguien tropezó con él, haciéndole perder el equilibrio.
"Eh! ¿por qué no va con más cuidado, amigo?", gritó el ciego "
¿es que no ha visto el farol?".
"Hermano", dijo el otro, "su farol está apagado".
Anthony de Mello
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