Un cuerpo “A” va al médico y le pronostica cinco meses de vida. Además, le receta pastillas de azúcar, a modo de placebo para aliviarle el dolor. A los 5 meses muere sin sufrir.
Un cuerpo “B” con idéntica sintomatología que el cuerpo “A” va a ese mismo médico, el cual le receta las mismas pastillas de azúcar y le informa de su fúnebre pronóstico: “Le quedan cinco meses de vida”. Pero este paciente, además de no sufrir más dolor, ¡se cura! … porque era sordo.
Y es que el efecto nocebo es más poderoso que el efecto placebo, aunque parezca lo contrario.
Carmen Sol
Imagen: Claude Serre
VÍA PLANO CREATIVO
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