jueves, 20 de marzo de 2014

UNA PALABRA DE SU ANFITRIONA DE LUZ...por Gillian MacBeth-Louthan‏



Todos nosotros estamos preparados como soldados esperando instrucciones sin comprender por qué estamos en tensión, pero todo lo que nos rodea dice “ten cuidado”. Parece que algo no está bien. Nuestros cuerpos experimentan fenómenos inusuales que la medicina no comprende. Nuestros corazones laten de otra forma como si tuviésemos dos. Nuestros cuerpos emocionales nos circundan como lunas binarias que buscan aterrizar. Compartimos el mismo ciclo.

Avanzamos con cautela como si caminásemos por arenas movedizas o por un campo minado, sabiendo que a cada instante el paradigma puede cambiar y podríamos estar aleteando en las afueras de la Ciudad Esmeralda. Observamos la naturaleza para tener comprensión y perspicacia, pero ella nos devuelve la mirada, tan confundida como nosotros. Las reglas han cambiado para todos. Como el Neanderthal que encuentra un I-Phone, nos golpeamos la cabeza tratando de averiguar qué hacer luego.

La mayoría de los días es mejor no tratar de forzar el resultado, como un mago de antaño tratando de hacer que obedezca una ex esposa; es simplemente inútil. Miramos afuera por las ventanillas del auto, las ventanas de nuestra casa y las ventanas de nuestra alma, buscando una señal que vaya a demorar los cambios por venir. Es como conducir a través de una tormenta de polvo, todo lo que pueden hacer es detenerse a la vera del camino, tan lejos como puedan, hasta que pase. Muchos solo están estacionados a lo largo de su vida esperando el acontecimiento que cambiará su existencia, liberándolos para que vayan por el buen camino rojo.

Todo se alinea como un gran oponente fastidioso durante un juego de bienvenida. Nos encontramos cara a cara con lo que nos irrita de todas las maneras posibles para que reaccionemos. Podemos hacer que se vaya hasta otro día, quizá… Sin embargo, ¿quieren hacer eso? La vida se está volviendo más espesa y pegajosa al tacto. Dondequiera que vayan, una parte de eso quedó sobre/dentro de su campo de energía (sin importar cuánto lo nieguen). Pueden refregarse la cara hasta que esté roja, pero todavía quedará adherida como pegamento loco hasta que dejen de intentar deshacerse de ella.

Imaginen la revisión de una vida pasada –completa, con lo descartado- antes de llegar a las perladas puertas del cielo. Un tiempo de salida visual por buena conducta permite que todas sus moléculas vayan en la dirección correcta. Un recurso de última oportunidad les permite ser la persona que siempre quisieron ser, la ocasión de reescribir lo que está escrito con tinta invisible dentro de las codificaciones de su alma.

Las energías que llegan esta primavera les darán esa oportunidad de verse a sí mismos como siempre han sabido que eran en lo profundo de su corazón: una buena persona con un alma buena y buena intención. Si están en la Tierra, son seres altamente evolucionados que han tomado forma en un ciclo de reencarnación para adecuarse al aprendizaje que eligieron en esta vida. Representan un papel, que escribieron y ahora están dirigiendo.

Si eligen cambiar roles, ustedes como el director, productor y actor de su drama (o melodrama, según lo hayan escrito), pueden hacer justamente eso. Comienza con un pensamiento e intención. Sin embargo, tengan presente que cambiar un rol por otro no siempre es la mejor elección o la más sencilla. Todas las elecciones vienen con su propio conjunto de reglas y motivaciones. No hay cajas de vainilla en estas opciones. Todas sirven al mayor bien del individuo. Sin excepción. Acepten quiénes son, en su totalidad y todas sus elecciones, dejen de buscar la perfección divina en alguna isla remota, cuando está reflejada en sus ojos.

Esta primavera hagan que su mantra sea: “¡Estoy bendecido en más formas de las que puedo imaginar!”

MARZO 2014

Número 181

Creado, canalizado, escrito, publicado y registrado desde 1986 con Amor

por Gillian MacBeth-Louthan

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