A un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta, y corría por todas partes en busca de auxilio.
Encontró en su correr a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación, y que enseguida le pagaría por ello. Aceptó la grulla e introdujo su cabeza en la boca del lobo, sacando de la garganta el hueso atravesado. Pidió entonces la cancelación de la paga convenida.
“Oye amiga”, dijo el lobo, “¿No crees que es suficiente paga con haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?”
Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.
Fábula de Esopo
Fuente: http://www.edyd.com/
La fábula de hoy afirma lo que todos sabemos es cierto pero que insistimos en ignorar.
Son muchos los que se asocian y relacionan con personas de reputación dudosa tan sólo porque les parece que habrá de beneficiarles ya sea social ó económicamente, tan sólo para descubrir, tarde o temprano, que la reputación de dichas personas vuelve a confirmarse con ellos mismos.
Eso me recuerda aquel viejo dicho: “genio y figura, hasta la sepultura”, adagio para el que la única cura real es un encuentro personal con el Señor Jesucristo que transforme nuestro ser interior.
De no haber tal transformación, seguiremos siendo increíblemente predecibles en nuestra conducta… y es que el enemigo de nuestras almas no es creativo sino que su agenda—la de hurtar, matar y destruirnos—sigue siendo la misma a través de los siglos.
Cuidémonos de nuestras relaciones pero sobre todo, acerquémonos a Quien nos puede cambiar en nuevas personas. Adelante y que el Señor les bendiga.
Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán
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