Hoy estaba leyendo unos artículos sobre la mujer y su posición en el mercado de trabajo, y me he encontrado inmersa en la lectura sobre el síndrome de la “abeja reina”, y me ha parecido algo tan extraño e interesante a la vez, que he indagado un poco más acerca del tema.
En términos generales, una considerable proporción de las mujeres que llegan a ejercer cargos de poder en su actividad profesional, se oponen al cambio social.
Tras siglos en el que mujeres, y algunos hombres occidentales han batallado por la igualdad de sexo en todos los ámbitos, en nuestra era, aun hay “mujeres de éxito” que han triunfado dentro de ramas de actividad típicamente masculinas que no creen ni participan en la lucha social.
Se oponen a la idea feminista de que el problema de la mujer es externo, consecuencia de la discriminación política y económica. Cree y defiende que el sistema es abierto y justo y que el éxito de cada persona está basado en sí mismo, en sus propios méritos. Es por ello que piensa que si ella misma ha podido, las demás también deberían de poder y si esa mujer no lo logra, solo debe culparse a ella misma. La sociedad no tiene la culpa de la determinación del género, de la clasificación social entre lo “femenino” y lo “masculino”, es por ello, que como he comentado antes, rechaza las estrategias colectivas del movimiento de la mujer para realizar el cambio social.
Esta mujer suele estar situada en una buena posición económica y social, y adopta el papel de supermadre, aceptando con ello el rol tradicional femenino y creyéndose que el trabajo de su marido es más importante.
La “abeja reina” es elegida por el sistema, ¿qué significa esto?.
Alcanzar estos puestos de poder y estatus solo es posible si previamente se ha demostrado por parte de esta mujer la aceptación del status quo.
Además, el antifeminismo de la abeja reina le sirve para no tener competencia: ser la única mujer de éxito de su alrededor puede constituir una gran satisfacción.
¿Qué hacer para alcanzar el liderazgo sin perder el control?
Para empezar, hay que afirmarse profesionalmente como mujer, es decir, ejercer el mando con atributos femeninos. Hay que buscar ventajas en la doble jornada, y creer en la conciliación de la vida laboral y familiar, transformando este aspecto de obstáculo a beneficio.
Para ello, hay que conocer y decidir que rol se va a jugar en situaciones conflictivas y difíciles, como puede ser la enfermedad de un hijo y saber como se va a afrontar “este problema” previo a que ocurra.
Por último, hay que aprender a planificar, y no solo en el trabajo, si no en la compatibilización entre el entorno laboral y familiar, y sobre todo delegar.
La psicóloga Pilar Domínguez citó en un seminario sobre Mujer y Superdotación: ‘Es importante fomentar la asertividad, enseñarlas a desarrollar estrategias para negociar soluciones, potenciar su capacidad de análisis social y fomentar su gusto por las relaciones interpersonales’
VÍA YO EVOLUCIONO
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