Un grupo de estudiantes uruguayos estaba reunido en una casa de campo, cuando llegó el casero, contando una tragedia que había ocurrido no lejos de allí: se había incendiado una casa, y una madre y su hija lo habían perdido todo. Inmediatamente, una de las estudiantes inició una colecta para ayudar a la familia a reconstruir su casa.
Entre los presentes había un escritor pobre, y la joven decidió no pedirle nada.
“Un momento”, dijo el escritor, cuando ella pasó de largo ante él. “También quiero contribuir”.
Acto seguido, escribió en un papel lo que había sucedido, y lo metió dentro del bote utilizado para recoger el dinero.
“Quiero dar a conocer a todos esta tragedia. Que sea siempre recordada cuando pensemos en los pequeños incidentes de nuestras vidas”.
Fuente: http://www.larevista.ec
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