Cuando la gente te muestra sus límites (“No puedo hacer esto por ti”), te sientes rechazado. No aceptas el hecho de que los demás no puedan hacer por ti todo lo que esperas de ellos. Deseas un amor sin límites, un cuidado sin límites, una entrega sin límites.
Parte de tu lucha es fijar los límites de tu propio amor; algo que nunca has hecho. Das lo que la gente te pide, y cuando piden más, das más, hasta que te sientes exhausto, usado y manipulado. Solo cuando puedas fijar tus propios límites, podrás reconocer, respetar y hasta estar agradecido a los limites de los demás.
(Henri J. M. Nouwen)
VÍA BRISA ANDINA
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