Es imposible ponerse en el lugar del otro sin haber derribado la barrera de tu propio egoísmo, sin haber vislumbrado la amarga vivencia que supone darte cuenta de las secuelas que has dejado a tu paso con tu comportamiento, actitudes, palabras y demás…
Y el aprendizaje es así, el aprendizaje siempre está dentro de ti, así que el dolor de alguna forma tiene que punzar a tu corazón para que de este modo temples tu carácter y purifiques tus pensamientos. Entonces éste se convierte en aprendizaje y en sabia experiencia. Y cuando de ti mismo entiendas, reconozcas tus defectos y tus debilidades, tu alma no sentirá ya arrebato o menosprecio alguno y podrás verdaderamente ponerte en la piel del otro pudiendo manifestar toda tu grandeza espiritual.
©Luhema
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