lunes, 9 de diciembre de 2013

ESTOY CANSADO...♥



Hay muchas personas que están en éste estado, cansadas, hastiadas, pero más que el cansancio físico, es el cansancio del alma el que se hace insostenible.


Esta misma mañana cuando meditaba, entré en un espacio en el que escuché a una persona afligida por su cansancio álmico. Sentí su peso, sentí su propio cansancio que ahora os traslado con su permiso y luego, mi reflexión:


Estoy cansado de los reproches, de seguir esperando un cambio de actitud, un cambio de consciencia, estoy cansado de promesas que nunca llegan a cumplirse, estoy cansado de llenar mis ilusiones, pensando que..., estoy cansado de que no tomes mis palabras en cuenta, estoy cansado de que no me escuches…, estoy cansado de ver que no hay amor en ti, estoy cansado de tu irascibilidad sin razón, voy a silenciarme, me vuelvo sobre mí para re-encontrarme. Estoy cansado…



Desde luego jugamos con muchos mecanismos inconscientes de para agotar a otra persona, sobre todo si esta es sensible, y apenas somos conscientes de ello hasta que una voz de alarma se atreve a resonar con ese suspiro de ESTOY CANSADO. Naturalmente agotamos a otra persona cuando gota a gota menospreciamos sin pizca de sensibilidad sus actos cotidianos, cuando lo hacemos prisionero de un afecto, agotamos a alguien cuando llevamos anotado en la libreta del resentimiento años y años todo en lo que falló y a la mínima de cambios lo volvemos a sacar a relucir. Agotamos a nuestra pareja, a nuestros amigos, cuando especulamos, cuando nos mueve el interés, la agotamos cuando le exigimos, cuando marcamos unas normas, cuando la atamos a nuevas esperanzas sabiendo a ciencia cierta que no van a cumplirse.


Pero también somos nosotros mismos los que nos agotamos de sostener algo insostenible por el convencimiento de mil cosas; que cambiará, que es pasajero, que es la última oportunidad… ¿pero para quién?... nos agotamos por luchar, por retener, por no soltar y dejar ir. Nos agotamos porque pensamos que ya no tenemos libertad, que estamos atados de pies y manos y que nos es imposible salir de ahí. Nos agotamos porque le tememos al cambio.


A ti, si verdaderamente amas, escucha los mensajes de la luz que te llegan al oído, estás sosteniendo un pulso para “darte cuenta” que la forma más eficaz de recuperar fuerzas es el descanso, es la libertad, es recuperar tu poder, es amarte. Tienes que convertirte en in-acción para comprender, porque desde ahí no te llenas de pensamientos, planes, apegos, compromisos y haces que el orden divino mantenga el equilibrio, tu equilibrio. Así que no pierdas más energías y descubre que tú mismo eres el responsable por cómo te sientes.


©LUHEMA

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