El diablo, transformado en ángel de luz, se apareció a uno de los santos Padres del desierto y le dijo:
“Soy el ángel Gabriel y me ha enviado a ti el Todopoderoso”.
El monje replicó:
“Piénsalo bien. Seguramente has sido enviado a otro. Yo no he hecho nada que merezca la visita de un ángel”.
Con lo cual, el diablo se esfumó y jamás volvió a atreverse a acercarse al monje.
AUTOR: Anthony de Mello.
LIBRO: La oración de la Rana.
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