Si desarrollamos en forma suficiente
la cualidad de disolvernos en el amor
y en el cuidado de los que nos rodean,
disfrutando de la gloriosa aventura
de alcanzar el conocimiento
y ayudar a los demás,
nuestras tristezas y sufrimientos personales
pronto llegan a su fin.
Es el gran objetivo final,
la pérdida de nuestros intereses
en servicio de la humanidad.
No importa la situación de vida
en que nuestra Divinidad nos haya colocado,
para todos es posible llevar a cabo la obra
de sus respectivas vocaciones
y ser además una verdadera bendición
para su prójimo
al comunicarles el Amor divino
de la fraternidad.
Dr. Edward Bach
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