En cierta ocasión, un hombre preguntó al rabino Joshua ben Karechah:
¿Por qué escogió Dios una zarza para hablar con Moisés?
El rabino respondió: Si hubiese escogido un olivo o una morera, harías la misma pregunta. “Pero no puedo dejarte sin respuesta; por eso te diré que Dios escogió una pequeña y mísera zarza para enseñarnos que no hay lugar en la Tierra en que Él no esté presente”.
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