El famoso místico Ibrahim Adham entró cierta vez en el palacio del gobernante local. Como era muy conocido en la región, ningún guardia osó detenerlo, y consiguió llegar a la presencia del soberano.
-Me gustaría pasar la noche aquí, dijo.
-Pero esto no es un hotel, respondió el rey.
-¿Puedo preguntar quién era el dueño de este palacio antes que vos?
-Mi padre. Está muerto.
-¿Y quién era el dueño, antes de vuestro padre?
-Mi abuelo. También está muerto.
-Entonces este es un lugar donde las personas se quedan un poco y después se van. ¿No es lo mismo que un hotel?
Respetando el valor y la sabiduría de Ibrahim Adham, el rey permitió que se quedara hospedado allí el tiempo que quisiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario