Algunos de los seres queridos que han fallecido forman parte de los guías que nos rodean; otros en cambio, no son familia, están junto a nosotros por afinidad, compartimos una misma vocación, pensamiento, actitud o necesitamos de su fuerza para seguir adelante.
Su presencia a veces es temporal, el tiempo necesario para superar o aprender alguna cuestión; o por el contrario, deciden quedarse para siempre.
Quiero hablaros de Lise. No se cuándo apareció en mi vida, supongo que siempre ha estado ahí, junto a mi. A lo largo de mi vida, he podido sentir su presencia, su cariño y protección.
Hace ya muchos años, unos veinte, estaba enferma en la cama, tenía traqueobronquitis. Una noche, estaba dormida, y algo me despertó. No fue un sobresalto, simplemente supe que tenía que abrir los ojos. Estaba despierta y consciente. Puede reconocer la habitación y sabía dónde me encontraba. Me giré y vi a mi lado, pegada a la cama, a una mujer que me miraba muy dulcemente. A través de ella, de su cuerpo transparente podía ver la ventana de la habitación. No estaba asustada. Me sentía bien.
Me dijo, "duérmete, cuido de ti". Le obedecí. Cerré los ojos y descanse. A la mañana siguiente, repasé lo que había ocurrido, con quién había hablado y si era real o imaginario. Comencé a analizar con la mente lo que había pasado y cómo me había sentido, aunque tenía la certeza absoluta de que no era una fantasía, siempre merece la pena asegurarse.
No conocía a aquella mujer, era la primera vez que le veía. Su mensaje tenía sentido, ella cuidaba de mi mientras estuviera enferma. Además, me sentía cuidada y que alguien velaba por mi, mientras descansaba. Esta amorosa mujer, no me ha dejado sola nunca, ha ido apareciendo en otras ocasiones, cuando he vuelto a estar enferma, cuando le he necesitado y le he llamado. He sentido su fuerza llena de amor y dulzura, su abrazo cálido y reconfortante.
Describí a mi familia cómo era físicamente esta mujer, por si le conocían. Mi madre pensó que podía ser la suya, pero los rasgos no eran los mismos que los de mi abuela. Durante un tiempo, no pude ponerle nombre, sólo sabía que era una mujer bondadosa que me cuidaba. Me dirigía a ella desde el cariño. Hasta que un día, me dio un mensaje, me dijo cómo se llamaba y que habíamos coincidido en otra vida donde también cuidaba de mi. Quería seguir haciéndolo, para ella era importante. Desde entonces le llamo Lise.
No suele aparecer en otros momentos, sólo cuando estoy enferma o me encuentro mal. A pesar de ello, suelo hablarle y contarle cómo me va la vida. No hace falta que le busque, ella aparece en el momento adecuado. Siento su presencia amorosa, dulce, tierna. Es una energía muy reconfortante y muy importante en mi vida. Me gustaría verle más a menudo, sentir su energía amorosa, pero es discreta. Su trabajo o misión es cuidar de mi en momentos de enfermedad o cuando no estoy bien.
Es bonito conocer quiénes son nuestros guías, saber qué historia y vínculos nos unen, por qué están con nosotros. Lise no es el único guía a quién conozco. Hay varios más que aparecen, se dejan ver o muestran cuando consideran que es oportuno hacerlo y con el tiempo he ido aprendiendo a saber cuándo son; y también a charlar con ellos y pedirles su ayuda. En ocasiones, una vez cumplido su trabajo, desaparecen para dejar paso a otros nuevos. Somos muy afortunados por tener a seres que nos guían, cuidan y velan por nosotros, aunque desconozcamos quiénes son y cómo se llaman.
MARÍA EUGENIA
VÍA COMUNICACIÓN ENTRE DOS MUNDOS
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