Cuando hablamos de mediumnidad solemos asociarlo a la comunicación que se establece entre los seres vivos y los que han fallecido. Es cierto, pero abarca más.
También en ocasiones, podemos conectar con seres que se encuentran en estado de coma, con pérdidas de memoria importantes, ya sea demencia senil, Alzheimer o enfermos terminales o en estado de agonía., etc. Es decir, en situaciones en las que la persona se encuentra "ausente".
Voy a hablar de dos casos que me han afectado directamente. Nora es amiga mía; aunque trabaja en España, suele ir mucho a Italia por haber nacido allí. En este país vive su familia y suele ir a visitarles con relativa frecuencia. Un día, antes de marcharse para su ciudad, me llamó para despedirsehasta su posterior vuelta. Su madre estaba en el hospital, llevaba un tiempo enferma y quería ir a verle al igual que había hecho otras veces. Tenía demencia senil.
Llevábamos un rato hablando cuando le comenté que tenía un mensaje de su madre, quería despedirse de ella. Le daba las gracias por todas las visitas, cuidados y mimos que le había regalado, por las horas que había permanecido en la habitación junto a ella en silencio o leyéndole un libro y terminaba diciéndole que le quería mucho. Mi amiga se extrañó, porque había hablado aquella mañana con ella y le había visto bien.
Al cabo de unos días me llamó, su madre había fallecido de manera repentina mientras ella estaba volando hacia Italia. Decía que recordaba la conversación que habíamos tenido, le había sorprendido el mensaje de su madre pero no quiso darle importancia. Cuando supo que su madre había muerto, comentó que las palabras que le dedicó ella, de repente, habían adquirido el significado real y claro de la despedida. Me dio las gracias porque había podido oír a su madre una vez más y aunque no había llegado a tiempo para darle un último beso, supo que su madre no se había olvidado de ella y quiso decirle adiós.
En este caso, mi papel ha sido de espectadora en un primer momento y de médium después. Vicente y Marisa llevan más de sesenta años juntos. Se conocieron siendo niños y se casaron jóvenes. Desde hace quince, Marisa tiene Alzheimer. Poco a poco su memoria se ha ido perdiendo hasta llegar al olvido total. Vicente, acude a un centro de día. Allí se distrae un poco.
La semana pasada al levantarse, fue corriendo a abrazar a su mujer, le daba besitos y con lágrimas en los ojos decía que ella se iba a marchar, iba a morir, se lo había comunicado esa noche en un sueño. Los demás no le dieron importancia a este hecho. Tres días después Marisa fallecía. No dijo nada, dejó de respirar y se marchó con una sonrisa en la cara. Vicente había podido despedirse de ella. Marisa antes de marcharse quiso despedirse de toda su familia, marido, hija, yerno, nietos. Pudo hacerlo a su manera, el Azheimer aparentemente limitador, no impidió que utilizara su corazón y su amor hacia ellos y desde el astral se puso en contacto con todos, diciéndoles cuánto les quería.
Durante su funeral, ha estado con su familia, cuidando de ellos y sonriéndoles. Durante un momento, se ha sentado junto a mi, su mirada lo decía todo, estaba tranquila y en paz. Su familia aunque con dolor por su pérdida, estaban bien. Al finalizar, se ha marchado hacia la luz. Le he dicho adiós una vez más a lo largo de esta semana, y mientras le devolvía la sonrisa, he vuelto a despedirme de ella, sabiendo que su tránsito ha sido natural, suave y rodeada de los suyos. Ahora está descansando, se encuentra bien, se ha podido ir en paz y es feliz.
MARÍA EUGENIA
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