Busquemos la paz interior y la armonía en nosotros mismos, para que cuando la encontremos y “sepamos” de ella, nos haga “ver” eso mismo en el mundo “exterior” que nos rodea, porque nadie nos podrá dar la paz que nosotros mismos no hayamos sido capaces de crear en nuestro “mundo” interior.
Hay que dar para “recibir”, aprendiendo a valorar nuestros actos, a querernos, a respetándonos y a ir aceptándonos tal como somos, apreciando el valor de lo justo y siendo realistas con lo que realmente tenemos.
No tratemos de manipular, dando a entender a los demás, a los que decimos querer y amar, de algo que no es realmente lo que pensamos. Seamos espontáneos y naturales, compartiéndolo con las personas que queremos y amamos. Los pilares de nuestra felicidad y de los que nos rodean se construyen, entre otros, con los componentes de la sinceridad, la honestidad y la humildad.
AURI
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