¿Qué tenía “Sweet Caroline” o qué ha hecho tan exitosa a “Gangnam Style“? Supuestamente, hay ciertos estudios del comportamiento del cerebro que demuestran la razón de que determinadas canciones sean potencialmente comerciales y pegadizas o no. Pero no es de lo que quiero hablar aquí, porque lo que me parece interesante es el hecho de que, igual que con las canciones, también los pensamientos se nos pegan.
Si una persona se pasa el día repitiendo delante de nosotros “qué mal está el mundo”, fácilmente se nos pegará y acabemos por estar tan naturalizados con esa sinfonía que terminemos por tararearla.
A menudo nos invade una idea, un miedo, un recuerdo… que no logramos frenar, aunque queramos. Por eso creo que es importante ser conscientes de que las conversaciones que tenemos, las noticias que leemos y toda la información que nos llega al cerebro a lo largo del día influirá notablemente en alimentar ciertos pensamientos u otros.
¿Y cómo se quita uno de la cabeza una canción que no quiere tararear pero no consigue dejar de oírla en su cerebro? Según la Programación Neurolingüística, la única forma de destruir un pensamiento es sustituirlo. Si a uno le dicen “no mires allí”, su instinto lo que hace es mirar, aunque sea para saber a dónde no mirar. Por eso, no se trata tanto de concentrarse en eliminar una “canción” de nuestra mente, sino de ocupar a la mente en lo que uno sí quiere, en lo que a uno sí le hace crecer y le motiva a ser mejor persona.
Si nos paramos realmente a escuchar nuestra voz interior para saber qué canción queremos elegir, qué pensamientos queremos potenciar y cuáles nos limitan o provocan malestar, podremos evitar que se nos peguen canciones que nos impiden motivarnos y crecer, y eliminar aquellas canciones que se nos pegaron hace tiempo y creíamos que era imposible cambiar.
Por eso, para no ser víctimas de las “músicas” de nuestro pasado, o aquellas que suenan en nuestro entorno, de las frases que otros dicen y con las que a menudo intentan limitarse o limitarnos, es importante que cuando nos despertemos por la mañana elijamos nuestra canción, elijamos qué queremos cantar hoy, cantarnos a nosotros mismos y cantarle al mundo, qué tono y qué musicalidad vamos a darles a nuestras circunstancias.
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