La vida es un viaje. Puedes viajar en primera clase o puedes rechazar esta opción y subirte en una bicicleta estática a pedalear en el mismo sitio sin avanzar. Un telón al frente representa tus planes, deseos y anhelos. El telón de atrás es tu pasado, tus logros y fracasos. Crees que si te detienes, la bicicleta perderá el equilibrio y caerás, olvidas que está firme sobre el piso. Sigues pedaleando con la vista fija en el telón, quieres alcanzarlo, se ve tan cerca, tan posible y deseable que no te importa el cansancio.
¿Sabes algo? puedes bajar de la bicicleta y darte un paseo por el mundo, abrir los ojos a su belleza y entrar en el espacio de la alegría y el descanso. Es más, puedes tomar tu asiento de primera clase y viajar seguro a tu destino.
La vida es como un crucero: la diversión acaba cuando se llega al puerto. El viaje ofrece infinidad de alternativas para disfrutarlo, es un todo incluido que abordaste al nacer. Puedes viajar como un pasajero de primera clase o puedes sentirte un polizón y ver por un agujero como los demás gozan.
Tienes derecho a una vida plena y abundante. Alégrate por estar en este barco y diviértete, viaja cómodo y tranquilo, tus gastos ya han sido cancelados, todo lo que hay en él es para que lo disfrutes. No tienes que remar ni arriar las velas, la tripulación se encarga. Esa tripulación es nada más ni nada menos que el Universo entero a tu servicio.
Diana Rodríguez Angulo
http://dianarodriguezangulo.blogspot.com/
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