viernes, 15 de febrero de 2013

LA TIRANIA DE LA MENTE. LOS DESEOS...♥





donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón
Lucas, 12:34

Mi querida amiga no quiere seguir engordando. No le gusta verse así. Sufre mucho. Tiene tanto sufrimiento que no puede sostenerlo todo y eso hace que, cuando no puede más, reparta su sufrimiento entre los que le rodean. Pero desea ese plato de macarrones. Y ese trozo de chocolate. Y esa pizza. Y también ese pastel de crema. Los desea y se los come… Y disfruta comiéndoselos, ¡mmmmmm que bueno! Pero al cabo de un rato, sufre de nuevo. Sigue engordando y sigue sufriendo…
¿De dónde vienen los deseos? Y cuando los satisfacemos, ¿qué es lo que realmente nos aportan?
Creemos que nos hace feliz conseguir aquello que deseamos, que la felicidad está en ese pastel de crema. Y nos lo comemos. Por un rato, realmente somos felices. Pero después, aparece un nuevo deseo, estar delgada y volvemos a sufrir. ¿Realmente es el hecho de satisfacer el deseo lo que nos da la felicidad? ¿Y si no fuera así? ¿Y si sintiéramos felicidad no por el hecho de comernos el pastel de crema, sino por el hecho que mientras lo comemos, no tenemos absolutamente ningún deseo?
Lo que nos hace felices cuando conseguimos un deseo, es que durante un tiempo, no deseamos nada más.
Y es sólo en el estado de no-deseo cuando realmente podemos experimentar la felicidad.
Creemos que las buenas cosas que tenemos en la vida son el resultado de haberlas deseado y haberlas conseguido. ¿Y las cosas malas? ¿También las hemos deseado nosotros y las hemos conseguido nosotros? -”he aprobado el examen” (yo soy quien lo ha conseguido) “me han suspendido” (yo no tengo nada que ver)- … Vale la pena mirarlo, ¿verdad?. O funciona para lo bueno y lo malo, o no funciona para ninguno. ¿Entonces?
El deseo es un invento de la mente. La mente funciona como un niño al que se le ha consentido todo y empieza a tratarte como un pequeño tirano. La mente quiere controlarte y para ello crea un objeto de deseo, te lo vende como un reclamo de felicidad, tu te lo crees y ¡venga!, la mente consigue el control y tu crees haber conseguido felicidad. Pero no es así…
Quizás algún lector esté pensando: “¡pero es que yo quiero tener deseos! ¡no se puede vivir sin deseos! ¡vaya vida aburrida sin deseos!” Todo eso es una creencia más de la mente.
Mira como te sientes cuando no deseas nada, por ejemplo justo después de haber conseguido un deseo…. ¿te imaginas vivir siempre así?
La mente tiene la necesidad de controlar porque te requiere como siervo suyo, porque eso le da protagonismo y poder sobre ti. Y una de sus principales armas para conseguirlo es inventarse un deseo: inventa la idea de que tal cosa (una situación, un objeto material,…) te dará la felicidad. Y lanza la idea al espacio de tu conciencia, para que te des cuenta. Tú lo recibes y lo conceptualizas como “un deseo tuyo” y te pones en marcha para conseguirlo… como un esclavo cumpliendo las ordenes del tirano…
Muchas veces los deseos que crea nuestra mente incluso son contrarios a lo que nosotros queremos realmente, como el caso de mi amiga. Y ¿a quién solemos hacer caso? ¿a nosotros o a nuestra mente?
Como dicen los sabios, la mente es el mejor de los siervos y el peor de los amos
Cuando la mente está ocupada, distraída, no genera deseos. Pero cuando está aburrida o se siente insatisfecha, entonces reclama tu atención, a menudo, generando deseos.
Tu no tienes deseos. Los deseos no son tuyos. Los deseos no buscan tu felicidad sino tu obediencia a la mente que los genera.
De la misma forma que un niño mimado que no para de llamar la atención y de pedir, no es malo, sino que el error está en nuestra manera de tratarlo, tener deseos no es malo. Es un movimiento natural de la mente humana. No es un error. El error es creer que el reclamo de control por parte de la mente, es un deseo nuestro.
El error está en cómo nos relacionamos con nuestra mente.
Sólo la mente desea y lo hace porque cree que le falta algo. Cuando descubro que yo soy todo lo que la mente deseaba, el deseo cae.
El deseo esconde un anhelo profundo que está empujando y debatiéndose por salir. Descubre que hay en el origen de cualquier deseo y descubre que ¡eso ya es en tu estado de no-deseo-nada! Bendita mirada…
Fíjate que cuando estás plenamente en el ahora, no hay deseos…
Y como dice Consuelo Martín en su libro “Sabiduría en acción”:
sin deseos que muevan la barca de la existencia, liberada navega según los vientos inteligentes de la vida única… Un movimiento sin motivo dirige la conducta libre, alineándola con la voluntad e inteligencia sagradas”…
¡Feliz Ahora!

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