domingo, 10 de febrero de 2013

"El único cambio sostenible nace de dentro"



Decía Oscar Wilde: “se puede captar una cosa en un momento único, pero se la pierde en las largas horas que le siguen con pies de plomo. Es tan dificil mantener las alturas que el alma es capaz de coronar… Es en la Eternidad donde pensamos, pero nos movemos despacio en el tiempo“.
Uno cuando se enamora, cuando tiene una visión de un negocio, cuando se inspira antes de comenzar el primer boceto de un cuadro… percibe algo claro y cristalino, lo VE. ¡Casi podría tocarlo! A veces uno sale de un curso de motivación, de una conversación especial con un amigo, de un viaje, de una película… con la sensación de que si esa emoción que tiene en ese momento se prolongara para siempre, su vida sería una maravilla. Pero la realidad vuelve y a uno parece como si se le “olvidase” ese aprendizaje, esa emoción, ese descubrimiento interior, esa visión… como si se apagara ese “enamoramiento” inicial… ¿Pero dónde se va todo eso? ¿En qué queda?
Queda dentro de nosotros, y está ahíEl problema empieza cuando olvidamos dos cosas:
  1. Olvidamos que ese ALGO está en nosotros, y para tratar de volver a él, buscamos reproducir una réplica exacta de la experiencia que nos produjo ese estado, y entonces pasamos a buscar fuera y nos olvidamos de nuestra fuerza y luz interiores. ¿Te acuerdas de qué te motivó a iniciar aquel negocio?, ¿has renovado los votos que te unieron a esa persona con la que estás casado/a?, ¿sigues sintiendo pasión por tu trabajo como el dia que te seleccionaron?, ¿sigues trabajando en el cambio personal con el que te comprometiste al final de aquel curso de coaching?
  1. Olvidamos que ese ALGO está vivo y en constante interacción con el mundo. No es algo estático que pueda escribirse en un informe, reducirse a un método, un libro, una teoría… Y no es algo aislado que está alejado de la realidad, sino que impacta sobre ella y recibe mucha influencia de ella, ya sea de forma consciente o inconsciente. Cuando nos apegamos a nuestras teorías o nos aferramos a nuestro individualismo, desconectamos de la experiencia misma, de la realidad viva, la de fuera de nosotros y también la de dentro, y entonces dejamos de crecer y lo que originariamente nos había hecho más grandes, se encoge en un pensamiento; y lo que originariamente nos había empujado a la acción y al crecimiento, se estanca como el agua sucia. ¿Te escuchas a ti mismo para saber si sigue teniendo sentido para ti lo que estás haciendo?, ¿eres consciente de tu estado mental, emocional, físico y espiritual?, ¿escuchas al mercado para ver qué nuevos rumbos toma, y qué te está pidiendo?, ¿observas a tu pareja para comprender sus nuevas necesidades, pensamientos o ideas?…
Para que tu felicidad no sea “pan para hoy, hambre para mañana” no puede reducirse a una mera euforia pasajera provocada por un evento externo, sino que debe nacer desde dentro, a partir de una transformación personal. Salvando las distancias entre cada uno, Aristóteles hablaba de “intelecto agente”, los anglosajones tienen el término “insight”, los psicólogos hablan de motivación intrínseca, el cristianismo habla de Dios, el pensamiento oriental habla del Ser, pero llámele cada uno según su perspectiva, en lo que muchas personas y culturas coinciden es en que dentro de nosotros hay ALGO que es fuente de transformación, que es la única fuente de una motivación que será capaz de permanecer viva el resto de la vida; la verdadera llama de tu talento intrínseco, de tu felicidad profunda, de tu sentido personal y profesional.
Quiero recomendar una lectura de un gran amigo mío, Victor Gay Zaragoza, que precisamente habla de esta “verdad” común en todas las culturas y religiones. La obra se llama “Filosofía Rebelde“, y en el Prólogo señala Borja Vilaseca: “Hablar de la verdad es un oximoron, es decir, una contradicción en sí misma, sobre todo porque la verdad no puede pronunciarse con palabras, tan sólo puede experimentarse. Eso sí, los conceptos y las reflexiones pueden guiarnos, e incluso mostrarnos la dirección que se ha de seguir en el camino que conduce hasta nuestro autoconocimiento
Creo que no se trata tanto de encontrar recetas mágicas que nos cambien la vida para siempre, sino de APRENDER A VIVIR en el equilibrio entre escucharnos y escuchar a los demás y a nuestro entorno. El arte de aprender a vivir consiste en aprovechar cada circunstancia que nos pone la vida para liberar cada vez más y mejor esa fuerza interior, ese ser que somos y que es lo que puede transformarse y transformar el mundo.
VÍA YO EVOLUCIONO

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