Cada vez que el consejero se acercaba a una de las joyas, aumentaba el volumen de la música para distraerlo. A veces, un nuevo instrumento se agregaba y él tenía que tirar todo para ir a ver con entusiasmo. Al tiempo, se dio cuenta que sus bolsas estaban vacías y que mejor empezaba a recoger el tesoro, pero era muy tarde. Su tiempo había terminado.
Nosotros somos como el consejero: nos distraemos. Cuando empezamos a enfocarnos en el verdadero propósito de nuestras vidas, el Oponente, nuestro lado negativo, siempre desviará nuestra atención. Una buena forma de vencer esa voz es no darle espacio para que entre en primer lugar. Cuando ocupamos nuestros pensamientos y nuestro horario con nuestro trabajo espiritual, con compartir, con otros, con conectar con la Luz, ¡entonces no hay espacio para las distracciones!
Vivir un camino espiritual es difícil cuando tus conexiones vienen y van. La Luz es constante, y cuando somos constantes en nuestra espiritualidad, atraemos constantemente la Luz a nuestras vidas.
Siempre habrá una razón para no estudiar, para no compartir, para no comprometerse, ¡porque así trabaja el Oponente!
Hasta que un día sea muy tarde para recibir todos los tesoros que la Luz tiene destinados para nosotros.
Cuando dejamos de poner excusas y realmente nos comprometemos con el camino de cambio, comenzamos a vivir el propósito de nuestras vidas.
Todo lo mejor,
Yehuda
No hay comentarios:
Publicar un comentario