Un monje, en su paseo vespertino, entró en el bosque y se perdió en él. Llegó a la cabaña de un ermitaño y le pidió ayuda para orientar su camino.
El ermitaño tan sólo le dijo: "Ahí está el río. Sigue el curso del río".
Así lo hizo y llegó a su monasterio.
"Sigue el curso del río" significa "fluye con la Vida". Acepta los vaivenes de la existencia.
No resistas. Acepta lo que es, tal como es. Sin quedarte quieto y estancado. La Vida fluye. Fluye tú con La Vida y no contra ella. Pero no te paralices.
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