¿Tienes la paciencia de esperar
A que todo se asiente y el agua se aclare?
¿Eres capaz de permanecer inmóvil
Hasta que la acción correcta surja por sí sola?
Lao Tse
La paciencia es una actitud que podemos cultivar. Cuando no estamos intentando llegar a ningún otro lugar, cuando vivimos en el ahora, la paciencia surge por sí sola.
Hemos olvidado cómo esperar. Nuestro mayor tesoro, es ser capaces de esperar el momento apropiado. Si observamos, toda la existencia espera el momento oportuno. Los árboles saben cuándo ha llegado el momento de florecer y cuándo es la época de dejar caer sus hojas y permanecer desnudos frente al firmamento, y son hermosos en esta desnudez, esperando el nuevo follaje, con la confianza en que lo viejo se ha marchado para dar paso a lo nuevo, el crecimiento de las nuevas hojas. En la primavera las semillas despiertan, la hierba comienza a crecer por sí misma, las flores se despliegan en todo su esplendor.…
Los humanos, nos olvidamos cómo esperar…lo queremos todo de prisa.
Paciencia es recordarnos que las cosas se despliegan a su propio ritmo.
No podemos acelerar el paso del día a la noche, ni el cambio de una estación a otra…… El vivir apurados, con prisa, no sólo no nos beneficia, sino que va instalando el estrés en nuestra vida, el sufrimiento en nosotros y en las personas que nos rodean.
Con la mente agitada por pensamientos, estresada por llegar… nos perdemos el valioso momento presente, convirtiéndolo en un medio para un fin, olvidándonos de vivir; ante esta situación, surge la alternativa de cultivar la paciencia.
Observemos: ¿qué hay debajo de la impaciencia?
En mayor o en menor grado, encontramos enfado, resistencia a que las cosas sean como son, la necesidad imperiosa de encontrar culpables por lo que acontece, a veces son los otros, otras veces, nos culpamos a nosotros mismos.
El actuar con paciencia, no significa que cuando es necesario ir un poco más de prisa, en ocasiones puntuales, no podamos hacerlo, pero con paciencia, presentes, moviéndonos con rapidez pero atentos, dándonos cuenta que hemos elegido hacerlo de esta manera, que no es un automatismo, una costumbre de ir de prisa, a veces sin motivos aparentes.
Es importante recordar que nada está separado ni aislado, que los acontecimientos ocurren por algo y una cosa está encadenada con otra, así que no se trata de ir por la vida buscando culpables, no es útil ni saludable.
Para cultivar la Paciencia, es muy importante aprender a ser compasivos con nosotros mismos y con el otro, sabiendo que cada quien actúa como puede según sus condicionamientos, con sus heridas internas, muchas veces inconscientes.
El cultivar la compasión, por comprensión, nos permite estar en paz y permanecer pacientes ante una provocación o un sufrimiento intenso. El ser compasivo, es toda una educación, donde utilizamos esa energía del enfado para transmutarla en paciencia, compasión y armonía, nada fácil al principio; esto no significa que si es necesario enfadarse, porque nuestro discernimiento en ese momento así nos lo indica, no podamos hacerlo, pero luego, conviene mirar el enfado, entenderlo, quien sabe las múltiples razones ocultas o no que hay tras esa situación… todo nos sirve para crecer, después de todo se trata de comprender nuestro ego, sanarlo y trascenderlo, no dejándonos arrasar por sus impulsos y preferencias.
La cualidad de la paciencia, la podemos cultivar por medio de la meditación. Cada vez que meditamos, que nos tornamos conscientes del flujo de la respiración entrando y saliendo de nuestro cuerpo, cultivamos la paciencia, entramos en un estado de armonía interna. También durante las asanas del yoga, cada vez que permanecemos unos minutos en cada postura, respirando y observando las sensaciones corporales, sintiendo el cuerpo estirándose, observando el devenir de los pensamientos sin involucrarnos, estamos cultivando la paciencia. Podemos practicar esta cualidad en la vida diaria, ante cualquier situación que nos resulte estresante, respirar conscientemente para aquietarnos y aprender a despertar al “observador”, al testigo, tomando distancia interna de la situación para poder verla con más objetividad, aceptando las cosas como son.
Aun en los momentos dolorosos de nuestra vida, intentemos no dejarnos llevar por la ansiedad de que las cosas sean de otra manera a como son, intentemos buscar esta cualidad de la paciencia, aceptando los hechos, en definitiva, todo pasa, todo cambia, todo tiene un ritmo, nada permanece estable, en el nivel del ego.
A veces es necesario actuar, moverse, empujar, pero otras solo cabe esperar, aportar equilibrio al momento presente, al ahora, comprendiendo la sabiduría que se esconde en la paciencia, las cosas se desplegarán de acuerdo a este estado de paciencia alcanzado ahora.
Namasté
http://www.centroelim.org
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