jueves, 1 de noviembre de 2012

PERPETÚAS LO QUE NO TE GUSTA...?






–Pucha, parece que me tiraron las orejas en mi sueño de anoche –se queja Victoria.

–¿Y eso?

–¿Recuerdas ese sueño que me habló de un cambio que vendría a mi vida relacionado con lo laboral? ¿Que se acercaría una realidad más cálida para mí en ese ámbito? Bueno, ahora me retaron.

–A ver, cuéntame –le pide Elena.

Bajaron temprano esa mañana desde la oficina al café de la esquina, donde les gusta aliviar de vez en cuando las confusiones que se les enredan en la garganta.

–En mi sueño veo una imagen frente a mí: un hombre con una túnica color beige sentado en el suelo, trabajando en algo manual y al mismo tiempo quejándose por el trabajo que hace. Y yo pienso en qué obvio me parece que resulta imposible que algo cambie si, mientras se queja, sigue haciendo lo mismo, si él perpetúa ese mismo trabajo. Al lado de él está situado otro hombre, también con una túnica, pero de pie; está creando algo en el aire, algo que le encanta. Sé que el hombre que se queja tiene que pararse y hacer lo que le gusta si quiere cambiar y dejar de hacer lo que no le gusta.

‹‹Mientras miro esta imagen pienso en mí; es lo que yo hago con mi trabajo. Me quejo, pero le dedico todo el tiempo a eso y no hago nada nuevo, nada que me acerque hacia lo que sí me gusta. Tengo que levantarme del lugar donde estoy tan dedicada a algo que no me gusta y tengo que crear eso que me encanta.

–¿Y la túnica? –pregunta Elena, el único elemento que a ella le parece que falta analizar.

–La túnica es un implemento de vestir usado en la antigüedad, lo relaciono con los tiempos de Jesús, es como se vestían los apóstoles. El hombre del suelo se veía pobre con él, sin embargo, el hombre de pie parece un mago con la túnica –una sonrisa se le aparece en el rostro a Victoria–. O sea que la diferencia entre sentirme pobre con mi vida y traer magia a ella… ¡sólo está en que me ponga de pie y comience a crear! ¡Qué lindo!

–¿Te atreves a hacer un pequeño ejercicio, Victoria? Intentemos comenzar a crear ahora mismo, ¿te parece?

–¿Acá en el café? –se preocupa Victoria.

–¡Claro! En esta mesa nadie nos ve. Es muy simple, sólo cierra tus ojos y respira profundamente –Elena espera unos pocos segundos a que Victoria se conecte consigo misma. –Ahora imagina que dedicas todo tu día a algo que te encanta hacer, algo que te llena de vida, algo que te regala una alegría indescriptible mientras lo haces. No pienses en qué, sólo céntrate en la sensación de plenitud que experimentas al dedicarte a eso. Imagina que te levantas cada mañana feliz porque estás creando algo nuevo y que te vas a dormir satisfecha por las alegrías que te trajo ese día. Sólo siente la dicha y la paz en tu corazón por el trabajo realizado. ¿Lo sientes?

Victoria suspira y, aún con sus ojos cerrados, sonríe.

–Sí que lo siento, querida amiga. Es sensacional.

–Entonces ya lo estás creando, ya plasmaste tu intención en tu futuro inmediato. ¿Ves qué fácil? Ahora lo que tienes que hacer es seguir a la energía, abrir tus ojos para darte cuenta de cuando la vida ponga delante de ti eso que sí te encanta hacer y luego ¡manos a la obra!

‹‹Entonces te pones de pie, usas tu túnica de maga y comienzas a crear.

Edna Wend-Erdel

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