"Para que los elementos se mantengan juntos, es necesario que un
pensamiento, una fuerza o una entidad asegure su cohesión, si no
se dispersan. Por lo tanto, para que un ser esté vivo, es
necesario que tenga en algún sitio un punto, un centro que
mantenga unidas todas las células de su cuerpo, y es este punto,
este centro al que llamamos espíritu. En el momento en el que el
espíritu abandona el cuerpo, ya no hay cohesión alguna entre
las partículas, y el organismo se disgrega. Es una ley que se
observa en todos los campos: mecánico, astronómico, físico,
químico, biológico, psicológico.
El que entiende esta ley, se esfuerza en fundamentar su vida
sobre un punto único, una idea fundamental: aleja de su cabeza y
de su corazón los elementos heteróclitos e incluso
contradictorios que acaban por pelearse entre ellos, y sólo
mantiene un pensamiento, una idea divina alrededor de la cual
todo el resto se fusiona. En este momento, los poderes
adormecidos en él empiezan a despertarse y acuden a apoyarle. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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