Como estaba a punto de morir, debía enseñar deprisa las más bellas lecciones de inteligencia , como el arte de la solidaridad, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, el respeto por la vida .En teoría necesitaba años para realizar esa tarea pedagógica.
Entonces sin decir palabra alguna, el Maestro tomó un cuenco con agua y una toalla y se puso a lavar los pies de aquellos discípulos que tantos dolores de cabeza le habían dado. Su actitud resulta simplemente increíble.
Jesús se hallaba en la cúspide de la fama. Querían conocerlo multitudes. Los discípulos lo situaban en un estrado infinitamente más alto que el del emperador Tiberio César, que gobernaba Roma. De repente, abdicaba de la posición más elevada y se postraba ante los jóvenes galileos para limpiarle los pies. Ellos quedaron paralizados, conmovidos, estupefactos. Se miraban entre sí con un nudo en la garganta. No sabían qué decir.
Mientras las gotas de agua se escurrían por sus pies, un río emocional recorría los bastidores de sus mentes, irrigando los recovecos de la inteligencia: el Maestro de Maestros conquistaba lo inconquistable, penetraba en los suelos inconscientes, reescribiendo las ventanas de la intolerancia, la disputa predatoria, la envidia, los celos, la vanidad.
Fueron diez o veinte minutos que causaron más efecto que décadas de bancos escolares o años de psicoterapia. La última cena fue el mayor laboratorio de tratamiento psíquico y enriquecimiento del arte de pensar del que se tenga noticia. Esta tierra ha producido mentes brillantes, pero nunca nadie llegó tan lejos como Jesucristo. Fue el Maestro de Maestros. Actúo así cuando se hallaba a punto de que lo torturaran y mataran. ¿Quien es capaz de razonar en el caos?.
Después de esa actitudo, dijo que en su reino las relaciones serían por completo diferentes de las que existen en la sociedad. El amor no es el que domina,el que posee más poder político o económico, sino el que sirve.
Para él solo el que renuncia a la autoridad es digno de ella. Cualquier líder espiritual, político, social, que desea que las personas graviten en torno de él no es digno de ser un líder. Los que utilizan el poder y el dinero para controlar a los demás no se hallan preparados para poseer ese poder y ese dinero. Sólo los que sirven son dignos de mandar.
El Maestro de la vida fue fiel a sus palabras, vivió lo que predicó. Dio más importancia a los otros que así mismo, incluso ante la muerte. Fue digno de la más alta autoridad, porque renunció a ella .El mayor vendedor de sueños fue el mayor educador y el mayor psicoterapeuta de todos los tiempos.
"Nunca alguien tan grande se hizo tan pequeño
para tornar grandes a los pequeños.
Si las religiones y la ciencia descubrieran la grandeza de su inteligencia ,
las sociedades nunca volverían a ser las mismas."
Augusto Cury.
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