Leo Alcalá
Errar es de humanos. Más aun, errar es de personas exitosas.
El éxito no es la ausencia del fracaso o de la equivocación. De hecho, el camino del éxito se define muchas veces cuando nos encontramos ante lo que—juzgado desde la perspectiva limitada del momento—salió mal.
En todo momento, la probabilidad de fallar es real. Quizá en algunas circunstancias la probabilidad es del 1%; en otros un opuesto 99%. Pero es posible. Fallar es uno de tantos escenarios posibles.
¿Qué haces tú ante la posibilidad del fracaso? ¿Te paralizas? ¿Lo evitas a toda costa? ¿Prefieres quedarte con lo seguro?
Varios son los refranes populares que reflejan creencias quizá instaladas en un inconsciente colectivo que le huye al riesgo. Un par de ejemplos:
“Más vale pájaro en mano que cien volando”.
“Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Pero aquí va otro: “El que no arriesga… ni gana ni pierde”. Yo prefiero expresarlo así: “El que no arriesga ¡pierde!”. Pierde la oportunidad de aprender. Pierde la claridad de aquello que no funciona. Pierde el tiempo que ahora podría dedicar con mayor eficacia al logro de sus metas. Pierde la plenitud que se experimenta cuando—aun ante el fracaso—sabes que has dado lo mejor de ti.
Nuestro mayor peligro no es que fallemos en grande, sino en que nos conformemos con pequeños éxitos. Victorias por debajo de tu potencial que te conduzcan a un conformismo limitante.
Bob Proctor, autor norteamericano, lo dice así:
“Fallar no te hace un fracasado. El único momento en que fracasamos es cuando decidimos no seguir intentándolo”.
Hace un par de noches escuché una conferencia de Carlos Saul Rodríguez, psicólogo venezolano que ha trabajado con nuestra selección nacional de fútbol. Allí le escuché una historio de cuando inició su trabajo con la selección y compartió con los “muchachos” del equipo una convicción esencial para triunfar: de cada partido hay dos resultados posibles, o ganamos o aprendemos.
¿Te estás dando el permiso para fracasar?
Porque si no estás reduciendo significativamente tu capacidad para avanzar. Si quieres aumentar tu éxito quizá sea cuestión de exponerte más a la posibilidad de fallar.
Suena extraño, pero funciona:
Aumenta la frecuencia de tus fracasos y—si rápidamente los transformas en aprendizajes—amplificarás exponencialmente la dimensión de tus éxitos.
Tres palabras: Arriésgate. Aprende. Avanza.
Y bien podemos sumar una cuarta: ¡Ahora!
Fuente: http://www.publicidad-internet.com
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